“Para nosotros, los del teatro, es importante regresar a Shakespeare por un momento. Después, volver a hacer nuestras propias cosas dándonos cuenta de que nada de lo que podamos hacer podrá llegar a ser tan bueno. Este sentido de la perspectiva no es desalentador, es una inspiración”.



Peter Brook




viernes, 30 de julio de 2010

Visiones de la cotidianeidad


CLÁSICO LOCAL. El domingo, a partir de las 21.30, en el Subsede Concert, de Entre Ríos y San Lorenzo,
El actor, autor y director Miguel Franchi, a través de su alter ego Germinal Terrakius, habla de política y deporte, entre otros temas que recorren su unipersonal “Obras completas” con el que festeja 20 años

Por Miguel Passarini (publicado en El Ciudadano del sábado 31 de julio)
Miguel Franchi es uno de los actores rosarinos más talentosos de su generación, y uno de los pocos cuya coherencia le ha permitido alcanzar un lugar de respeto entre sus pares. De vasta trayectoria teatral, en particular con El 45, su propio equipo de trabajo e investigación, además de algunas incursiones cinematográficas como la recientemente estrenada en la ciudad La soledad, de Maximiliano González, o A cada lado, la película del rosarino Hugo Grosso (también ha participado en algunos de los films de Gustavo Postiglione), Franchi ha construido en las últimas dos décadas (el personaje nació en 1991) a su mayor alter ego: se trata de Germinal Terrakius, político en eterna campaña y periodista de “fuste”, conocedor como nadie de los entretelones del deporte (en particular del fútbol), y un ser con actitud crítica hacia todo. Por estos años, Germinal le ha permitido a Franchi decir lo que opina sin amilanamientos acerca de la ciudad, su gente, los políticos y la particular idiosincrasia de los rosarinos, con una bajada de línea que desde la risa invita a reflexionar sobre algunas cuestiones importantes.
Por estos días, cada domingo a las 21.30 en la Subsede Concert, Franchi se presenta con Obras completas, un espectáculo a través del cual repasa los mejores momentos de Germinal y con el que comenzó a festejar la antesala de los 20 años del personaje. Tanto es así, que en una charla que el actor mantuvo con El Ciudadano, el que habló fue su alter ego, quien dio su personalísima (y en muchos caso extremadamente verdadera) visión de la cotidianeidad, al tiempo que habló de su “carrera política”, de Diego Maradona, de las elecciones y del año próximo, cuando buscará cumplir, en marzo, con una de sus mayores hazañas: llenar el histórico estadio Gabino Sosa con una función multitudinaria en el marco de los festejos de sus veinte años de trayectoria. “No será sólo el Gabino, sino también el Parque Irigoyen que está tan hermoso, es un lugar que recomiendo, lo único que nos faltaría es que Binner nos saque la Gendarmería y disponga ese edificio para un espacio dedicado a la cultura, sería bárbaro”, comentó Germinal. “Como el Dr. Jekyll y Mr. Hyde, yo tengo con Germinal una relación siempre tirante, porque él siempre se queja de mi guiones, de lo que le hago decir”, filtró Franchi con humor, momentos antes de la “aparición” definitiva de Germinal con su enfático modo de hablar. “Me faltan unos meses de aportes y me retiro, ya está. Será una despedida mucho más corta que la de Los Chalchaleros, se los aseguro. ¡Bah!, en realidad me jubilo pero voy a seguir laburando, porque ya hace veinte años que estoy con este personaje que soy yo mismo y con el que a veces pierdo autonomía; es por el guionista, Franchi, que suele imponerme determinadas cosas que yo no quiero decir, aunque esta vez le debo agradecer, porque me ha puesto Obras completas y entonces yo hago lo que quiero. En realidad lo hice siempre, pero esta vez, más que nunca, asocio libremente en el escenario distintos temas y paso del deporte a la política, y de la política a la cultura, y así”, dijo Terrakius para abrir el fuego.
—¿Cómo se prepara para el año próximo, un año electoral fuerte?
—En realidad me preparo, pero no sé para qué, porque todavía estamos evaluando a qué me presento. Imagínese que yo estoy en campaña desde el año 97, y desde ese mismo año que pierdo elecciones.
—Igual, en algún momento, recuerdo que tuvo algunos votos.
—Sí, fue ese mismo año, y en otras dos oportunidades en una mesa femenina, en la Escuela Nº 69 de la zona norte, donde vota una familia amiga, los Cavaccini, que de tanto buscar el varón son como siete mujeres, ya algunas muy mayores. Bueno, allí he ganado en dos oportunidades: una vez la derroté a Marta Rubeo y en otra oportunidad a Peressotti, a los dos les gané cómodo. Igual, la cuestión electoral es una anécdota para mí.
—Quizás porque su carrera política quedó opacada, porque además usted es un referente de los medio locales...
—Es verdad, yo he aportado mucho al medio como periodista deportivo, aunque no cubrí este mundial, pero sí Alemania 2006. Me acuerdo de todas las subsedes que tuvimos, yo estuve mucho en la Megatone, me acuerdo que poníamos la mesita en la vidriera y desde allí comentábamos, incluso participaba la gente que bajaba del 142 y me decía: “Germinal, Germinal, ¿cómo va Serbia y Montenegro? Y nosotros allí, con nuestras máquinas de escribir y nuestras libretas informando a la comunidad. Teníamos otra subsede en Grupo Márquez, y de allí nos íbamos todos a la sede Frávega, para ver las repeticiones en los televisores grandotes. Igual, mi sede favorita era Calatayud, porque como tiene vidrio grueso uno no escuchaba todas las pavadas que decía (Fernando) Niembro, y entonces consumía fútbol sin contaminación.
—Siguiendo en el terreno de lo deportivo, ¿qué opina de la desvinculación por parte de la AFA de Diego Maradona como director técnico de la Selección Nacional?
—Por un lado, a los argentinos, Maradona nos propone un espejo donde nos vemos reflejados. Fijesé que en distintos momentos de su carrera, el ha puesto gente muy, muy, muy en contra, y otra muy, muy, muy a favor. Pero además, esa gente oscila, porque pasa de estar a favor a estar en contra con mucha facilidad. Yo creo que este tipo de pensamiento debería ser un buen ejercicio para reflexionar. Yo propongo que cada uno de los argentinos se piense a sí mismo en esa oscilación constante entre el odio y el amor. Yo le pregunto a la gente qué sentía después de que la Selección ganó el partido con México, qué después de haber perdido con Alemania y qué después de haber escuchado la última conferencia de Diego. Si siente tres cosas muy, muy, muy, muy disímiles, algo anda mal. Lo que pasa es que hay gente a la que su matriz de pensamiento no le permite abordar momentos tan distintos.
—¿Cómo se define usted ante esta problemática, cómo sería su matriz de pensamiento?
—Yo soy “dieguista”, y no es que esté tratando de eludir el hecho de dar una opinión, porque soy “dieguista” desde las postrimerías de mi carrera periodística. Es decir: yo lo banco al Diego, pero siempre entiendo que con la misma mano del mismo brazo que tiene tatuado a Fidel (Castro), se hace la señal de la cruz. Fíjese: yo no tengo ese problema, porque yo soy permanentemente ateo. Tampoco le pedí nunca a Diego que me enseñe cómo vivir, y cuando se habla del “ejemplo que es para la juventud” estamos frente a un problema, porque lo único que yo le pedí al Diego como jugador, es que haga esos goles maravillosos, para que después yo los pueda ver y coleccionar en video, porque yo colecciono sus goles en VHS y los reviso y los disfruto permanentemente. Es más, fíjese que yo que lo quiero, siempre me olvido de como se llaman las hijas, cuando la gente sabe como se llaman las hijas, la mujer, la novia… Además, del 90 para acá, Diego hizo la mejor campaña como técnico de la Selección.
—Teniendo en cuenta algunas de las problemáticas por las que atraviesa la ciudad, ¿cuáles son sus proyectos para la campaña 2011?
—En el seno del partido, el Papo (Partido Alegría al Poder), las grandes demandas de la sociedad nos llevan a pensar en muchas cosas, pero hay dos fundamentales. Una está planteada en relación con la contaminación auditiva: proponemos que cuando el vehículo vaya a la revisión técnica, le coloquen un parlante a diez centímetros de la oreja izquierda del conductor que reproduzca la bocina al mismo volumen que la escucha el peatón, entonces la gente va a dejar automáticamente de tocar bocina por cualquier boludez. Por otro lado, existiría la posibilidad de colocar una suerte de cajita automática que en el momento en el que el automovilista pisa con la rueda la línea blanca, se abren dos puertitas y se le provee en el mismo momento al peatón de un martillo para que pueda destrozar el auto. Eso sí, el martillo estaría atado con un elástico muy potente, que en el momento en el que el automovilista recule, el martillo volvería a su lugar. Es un método muy práctico para que los automovilistas dejen de pisar la línea blanca. De todos modos, quizás parezca mucho romperle el auto a una persona, sobre todo teniendo en cuenta que hay cada vez más gente que quiere más al auto que a la familia, e incluso a la mujer. Sino, fíjese un sábado a la tarde, la cantidad de gente que está franeleando autos por la calle.
—Quizás se trate de una realidad social que está indicando algo, se lo digo a usted que además es un gran estadista.
—Es que es así, hay un alto porcentaje de argentinos que con franelear y pasarle jabón a la carrocería de su auto un sábado a la tarde, se tranquilizan.

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