“Para nosotros, los del teatro, es importante regresar a Shakespeare por un momento. Después, volver a hacer nuestras propias cosas dándonos cuenta de que nada de lo que podamos hacer podrá llegar a ser tan bueno. Este sentido de la perspectiva no es desalentador, es una inspiración”.



Peter Brook




domingo, 28 de noviembre de 2010

La poesía de las formas






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CULTURA. “Oscar Niemeyer - Un invento del tiempo”, hasta el martes, en el Museo Castagnino.

La muestra, que adapta por épocas la obra de quien ha entablado con Rosario un vínculo que se volverá eterno, se revela como un recorrido por el universo creativo del gran exponente del arquitecto-artista

Por Miguel Passarini (Publicado en El Ciudadano & la gente, en su edición en papel del sábado 27 de voviembre)

“No es el ángulo recto que me atrae, ni la línea recta, dura, inflexible, creada por el hombre. Lo que me atrae es la curva libre y sensual; las curvas que encuentro en las montañas de mi país, en el curso sinuoso de sus ríos, en las nubes en el cielo, en el cuerpo de la mujer preferida. De curvas está hecho todo el universo. El universo curvo de Einstein”. La conocida frase sintetiza el pensamiento del arquitecto brasileño Oscar Niemeyer (Río de Janeiro, 1907), y no casualmente puede leerse apenas se ingresa a la muestra itinerante Oscar Niemeyer - Un invento del tiempo, que hasta el próximo martes puede visitarse en diversos horarios (ver aparte) en el Museo Castagnino (Oroño y Pellegrini).

La vida de Oscar Niemeyer está teñida de vanguardia, una palabra que hoy suena algo pasada de moda, pero que supo revolucionar al mundo en distintas épocas. Es así como el concepto del arquitecto-artista encuentra en Niemeyer la dialéctica perfecta: dos rótulos que entablan un diálogo a partir de las formas, el pensamiento y la acción; la coherencia entre ética y estética, el poeta y el dibujante, la evolución de un pensamiento y un hacer que acompañó los últimos 70 años de la arquitectura brasileña, desde el movimiento moderno que se fortalece sobre finales de los años 40 hasta la actualidad, a través de las creaciones de un hombre que piensa que proyectar una obra arquitectónica “consiste en un ejercicio metafísico”.

De este modo, Oscar Niemeyer – Un invento del tiempo adapta por épocas la profusa obra de quien ha entablado con Rosario un vínculo que se volverá eterno: el arquitecto es el iluminado creador de lo que será el Puerto de la Música (ver aparte), obra de la cual se puede apreciar en el corazón del recorrido una enorme maqueta que detalla lo que quizás será una de las propuestas arquitectónicas a escala urbana más importantes de este lado del planeta.

“Queremos que todos tengan una idea del universo en el que viven”, puede leerse en uno de los tantos momentos del recorrido, acaso otra de las ideas fuerza de su trabajo, siempre experimental, siempre arriesgado, que en los comienzos de su carrera, en los años 40, lo llevó a trabajar gratis en el estudio de los maestros Lúcio Costa y Carlos Leão, porque se sentía insatisfecho con la arquitectura que veía en sus ciudades.

Así comenzó a experimentar con los materiales, en particular con los límites de las estructuras de hormigón armado, lo que generó toda una revolución que inteligentemente puede verse a través de la muestra que toma como primera etapa 1940-1943 y llega hasta la actualidad, donde sus 102 años no le impiden seguir imaginando formas y espacios gloriosos para las nuevas generaciones.

De este modo, con un recorrido que respeta la cronología, la muestra se detiene en momentos clave de su historia como los años 50, cuando el por entonces presidente de Brasil, Juscelino Kubitschek, le encarga al urbanista Lúcio Costa la creación de la nueva capital del país, Brasilia (el proyecto se concretó en cuatro años, y es una de las referencias más importantes del modernismo), y el arquitecto Niemeyer queda a cargo de la concreción de los edificios públicos y residenciales, entre los que se destacan la Catedral (foto inferior), el Palacio de la Alvorada, el nuevo Congreso o el Palacio del Planalto, entre una veintena de verdaderas obras de arte, consideradas patrimonio de la humanidad.

Pero el recorrido sirve también para acercarse al pensamiento del estudiante de Bellas Artes, el amigo de Fidel Castro y militante comunista, el dibujante eterno, el visionario. Con dibujos en pequeños papeles a mano alzada, del mismo modo que la recreación de sus croquis sobre acrílico, esos primeros bosquejos de las obras pueden verse reflejados luego en enormes fotografías que recuperan esas primeras líneas y las engrandecen a través de un viaje colorido, orgánico y gustoso, que hace honor a su conocido mote de “gurú de las estructuras flexibles”.

Pero no sólo eso: Oscar Niemeyer es además el creador de diversas publicaciones, entre las que se destacan la revista Módulo (una Biblia para los estudiantes de arquitectura, con varios números al alcance de los visitantes), de la que fue editor, del mismo modo que supo llevar las formas de sus edificios al mobiliario, al tiempo que desarrolló una importante carrera literaria y artística, que le permitió hacer de la arquitectura algo más que la construcción de casas y edificios.

La muestra, que recorre el país a través de la Embajada de Brasil y cuenta con un sinnúmero de fotografías tomadas por su nieto y curador, Kadu Niemeyer, ofrece desde pequeñas o grandes instalaciones, algunas de las cuales están intervenidas con registros audiovisuales (se recomienda la visión completa del documental que cierra el recorrido), un viaje por el legado de un hombre que ha vivido un siglo adelantado, que ha sabido congeniar la técnica con el arte como nadie, pero que, sobre todo, entendió la arquitectura como el objeto de comunicación y referencia del pensamiento de su tiempo, un hecho que lo ha proyectado al infinito, dada su osadía, riesgo y coherencia.

SOBRE EL PUERTO DE LA MÚSICA

Oscar Niemeyer: “Al proyectar este teatro para Rosario, mi preocupación fue mantener dos soluciones arquitectónicas que vengo adoptando cuando se trata de un teatro. Primero, garantizar que el espectáculo no se limite sólo a los que están en la platea, sino que también alcance a los de afuera, 20 o 30 mil, pudiendo participar del mismo; solución que me espanta no haber adoptado hace más tiempo, garantizando al teatro otra importancia”.

DÓNDE Y CUÁNDO
La muestra, inaugurada a comienzos de octubre, se podrá visitar en el Museo Castagnino (avenida Pellegrini 2202, teléfonos 0341-4802542/43) hasta el próximo martes. Los horarios de visita van de miércoles a lunes, de 14 a 20; y sábados, domingos y feriados, de 13 a 19. Bono contribución: mayores, 5 pesos; menores, 2. Se puede consultar por contingentes, y para visitas guiadas solicitar turnos a educacion@museocastagnino.org.ar.

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