“Para nosotros, los del teatro, es importante regresar a Shakespeare por un momento. Después, volver a hacer nuestras propias cosas dándonos cuenta de que nada de lo que podamos hacer podrá llegar a ser tan bueno. Este sentido de la perspectiva no es desalentador, es una inspiración”.



Peter Brook




martes, 16 de noviembre de 2010

Sobre dos hermanos crueles



7ª EDICIÓN DEL FESTIVAL ARGENTINO DE TEATRO - SANTA FE 2010

Los rosarinos de Pata de Musa Teatro presentaron la comedia negra “Blut! una pareja de sangre”, con las actuaciones de Paola Chávez y Esteban Goicoechea, bajo la dirección de Miguel Bosco

Por Miguel Passarini (publicado en El Ciudadano & la gente en su edición del domingo 14 de noviembre de 2010)

En las últimas dos jornadas de la 7ª edición del Festival Argentino de Teatro que tras cinco días finaliza hoy en la ciudad de Santa Fe con el estreno de Edipo y yo, a cargo de la Comedia de la Universidad Nacional del Litoral, institución organizadora del encuentro, se presentaron cuatro espectáculos entre los cuales se destacó la propuesta rosarina Blut! una pareja de sangre, del
grupo Pata de Musa Teatro, con dirección de Miguel Bosco.
Marcados por estéticas diversas, entre jueves y viernes se vieron trabajos como el confuso Cada una de las cosas iguales, con dramaturgia y dirección del porteño Alberto Ajaka al frente de un numeroso elenco, del mismo modo que una desprolija y mal interpretada versión de la comedia clásica de Shakespeare Sueño de una noche de verano, dirigida por el actor y director porteño
Claudio Martínez Bel, cuya intención musical echa por tierra el humor y la fantasía que encierra el texto, absolutamente banalizado.
Por el lado de Blut! una pareja de sangre, segundo trabajo de Pata de Musa que trajo a este mismo festival su propuesta de calle Capot, dos hermanos buscan reconstruir el vínculo en medio de las ruinas de un negocio familiar.
Con las ajustadas actuaciones de Paola Chávez y Esteban Goicoechea, quien además comparte el rol de director y dramaturgo junto con Miguel Bosco en otros trabajos del grupo, la propuesta describe los entretelones del vínculo entre Marta y Ernesto, quienes, confundidos, juegan a ser una pareja, apelando al absurdo y la parodia, y repitiendo procedimientos asociados a la cocina, en el contexto de una puesta despojada que hace hincapié en los recursos de la comedia negra.
El trabajo, que en dos únicas funciones podrá verse nuevamente en Rosario los próximos domingos del mes (21 y 28 de noviembre, en el CET, San Juan 842, a las 21. 30), ganó uno de los proyectos de Coproducciones Área Teatro de la Secretaría de Cultura municipal 2007, al tiempo que participó de la última edición del Festival Internacional de Buenos Aires / Fiba 2009.
Por su parte, también llegó a Santa Fe Medieval, del director cordobés (aunque nacido en Rosario) Gonzalo Marull, quien montó este espectáculo con actores cordobeses y porteños en Buenos Aires. Una vez más, el mundo del cine y el teatro se mezclan sin prejuicios en esta propuesta (se trata de una marca en la producción del director) para contar una historia que al mismo tiempo que hace gala de cierto vuelo poético (incluso con la voz en off de Graciela Borges a cargo de una especie de relato épico de princesas y caballeros) se ríe de géneros como la comedia y el clásico humor cordobés.
Con la llegada a un singular hostel en el corazón de las sierras cordobesas de un griego obsesionado con la fotografía, las mujeres del lugar (la encargada, un ángel caído, y una azafata militante peronista) verán revolucionadas sus hormonas.
Pero eso pasa a un segundo plano porque allí vive el mismísimo actor alemán Klaus Kinski, lo que lleva la historia a un plano de rotundo absurdo, un género que Marull conoce y maneja.
Lo que en principio parece un delirio insostenible, consigue algunos momentos de un humor desopilante, sobre todo si el espectador conoce la inolvidable obra cinematográfica del cineasta alemán Werner Herzog, Aguirre, la ira de Dios (1972), protagonizada por Kinski y considerada como uno de los hitos del cine alemán contemporáneo.
De todos modos la puesta, pensada para ser representada en un espacio pequeño con la cercanía del público, debió sortear la distancia con la platea que ofrece una sala a la italiana como la del Centro Cultural Provincial.

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