“Para nosotros, los del teatro, es importante regresar a Shakespeare por un momento. Después, volver a hacer nuestras propias cosas dándonos cuenta de que nada de lo que podamos hacer podrá llegar a ser tan bueno. Este sentido de la perspectiva no es desalentador, es una inspiración”.



Peter Brook




martes, 5 de julio de 2011

“Este es un Discépolo que dice presente”




TEATRO POLÍTICO. El dramaturgo y director Walter Operto habla de la obra teatral “¡A mí no me la van a contar!”, que se presenta en el Centro Cultural La Nave, sobre el apoyo de Discepolín a la reelección de Perón en el 51

Por Miguel Passarini (Publicado en El Ciudadano & la gente, en su edición en papel del jueves 23 de junio)
La comprometida militancia política en favor del peronismo de Enrique Santos Discépolo en los años 50, en particular la de los meses previos a su muerte, quedó inmortalizada en sus monólogos radiales a Mordisquito, el apodo con el que el inconmensurable Discepolín llamada a los opositores a Perón. Se trataba de corrosivos monólogos que le escribieron primero Julio Porter y luego Abel Santa Cruz, que a modo de “diálogos” iban desnudando las flaquezas de una oposición demudada a la que Discépolo se refería cuando hablaba públicamente como “los profesionales del chisme que quieren oscurecer la alegría popular inventando peligros que no existen, angustias que no se explican”.
Por entonces, el hermano menor de Armando Discépolo, padre del grotesco criollo junto a quien el autor de “Cambalache” aprendió a entender las problemáticas de las clases más empobrecidas (por entonces, los inmigrantes), utilizó como vehículo la radio para decir lo que pensaba en su famoso micro, donde hablaba de los que “murmuraban” y les decía: “El rumor es una agachada, sean más leales, más argentinos, más argentinos sobre todo”.
Precisamente, aquel recordado micro radial dio origen al espectáculo teatral ¡A mí no me la van a contar!, que conoció una primera versión local hace tres años pero que ahora regresó con elenco renovado, y se presenta en el Centro Cultural La Nave (sala La Bancaria, San Lorenzo 1383).
Se trata de una puesta teatral basada en los mensajes radiales a Mordisquito de Enrique Santos Discépolo, que en gran medida favorecieron la reelección a presidente de la Nación de Juan Domingo Perón en 1951.
Con marco histórico del profesor Norberto Galasso, la obra cuenta con las actuaciones de Rodolfo Pavanetto (Discépolo), Sofía Pisano (Musa tanguera), vestuario y maquillaje de Doris García y dramaturgia y dirección de Walter Operto, quien contó con la asistencia de dirección de Natalia Operto, también a cargo de las coreografías.
“En este espectáculo hay un cruce de lenguajes entre el teatro, la danza, la música y el cine, porque además de lo que pasa en escena, como fondo y decorado viviente, proyectamos la película El hincha (estrenada en 1951y dirigida por Manuel Romero), que es la última con la que Discepolín recorre los distintos pueblos del país, interpretada y con guión del propio Discépolo, en colaboración con Julio Porter”, contó a El Ciudadano el dramaturgo, director teatral, periodista y gestor cultural Walter Operto.
“En lo personal, me encanta este Discépolo que siempre dice «presente» en los tiempos políticos de los argentinos; es también el Discépolo de los tangos «Cambalache» o «Yira, yira», que en su momento, cercano a sus días finales, decide tomar un micrófono y durante 36 noches dirigirse al pueblo argentino pidiendo la reelección a presidente de Juan Domingo Perón en 1951”, relató Operto acerca de uno de los personajes más emblemáticos del arte y la cultura argentinos de todos los tiempos.
“En aquellos años, Enrique Santos Discépolo venía del anarquismo. Sin embargo, sintió la necesidad de comprometerse como artista y ciudadano con ese momento de felicidad que vivían los sectores más populares del país”, acotó el director, quien reconoció que ese apoyo al peronismo “le costó que cierta vanguardia intelectual de entonces, del mismo modo que los conservadores, lo dejaran de lado. Impusieron con él una distancia, lo despreciaron, y de algún modo, todo eso lo entristeció mucho y le adelantó su muerte, dado que falleció apenas dos meses después de estas audiciones (el 23 de diciembre de 1951)”.
Con relación a la construcción dramática del espectáculo, el director reflexionó: “Alrededor de la historia de Discépolo se tejen muchas anécdotas que refieren a ese desprecio, ese «mal humor» de los sectores opositores que vieron muy mal ese compromiso con lo nacional y popular que además estaba muy en sintonía con toda su línea tanguera; que en realidad no debió ser una sorpresa para nadie, pero creo que aquél desprecio hacia Discépolo comenzó a marcar lo complicado que podemos llegar a ser como país. Y creo que si bien este episodio que cuenta la obra ocurrió hace casi 60 años, es muy interesante ver de qué modo ilumina este tiempo político que estamos atravesando todos los argentinos”.
En relación con la responsabilidad que tiene el teatro desde sus temáticas de iluminar el presente, el director reflexionó: “Este es el teatro que me convoca, un teatro de arte y de ideas, que nos descubre como seres pensantes, más allá de que una de las primeras cosas que debe generar un espectáculo es el entretenimiento, siempre sin adormilarte sino despertarte poniendo en funcionamiento las vísceras, en particular el corazón, como también la memoria y el pensamiento que muchas veces, por distintos motivos, aparecen como dormidos. En un sentido más amplio, ese es el objetivo del teatro en su totalidad, y la experiencia es incomparable frente al cine o la televisión, porque nada puede reemplazar la energía que transmite el actor desde el escenario”.
Respecto de las vinculaciones de este espectáculo de cara a un teatro político que tras el fracaso de los años 90 está de regreso, el director expresó finalmente: “Yo vengo de los años 70 y estoy ciento por ciento identificado con el teatro político, y cuando no pudimos hacer teatro político, no hicimos teatro. Hoy, uno puede mirar todo aquello y ponerlo en una posición un poco dogmática, pero eso es lo que hizo nuestra generación”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario